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Discurso del Ministro de Relaciones Exteriores, Embajador Eladio Loizaga, en oportunidad de la Condecoración de Adela Maestre Cuello, Embajadora de la República de Colombia
Publicado: 11/15/17 02:00:p. m.

Señora Embajadora

Permítame destacar que a su formidable gestión al frente de la Embajada de Colombia en el Paraguay, usted se distingue por un plus muy especial. Y es el don particular que irradia su personalidad a través del trato siempre afable y de expresión tan cálida, al punto de concitar inmediata simpatía hacia su persona.

Tal vez sea una característica singular de las colombianas, pues esas notables cualidades son propias de mi gran amiga la Canciller María Ángela Holguín, con quien trabajar es siempre más fácil y agradable, sobre todo para que avancemos en este tiempo nada apacible en la conciliación de posiciones acerca de los principios e ideales superiores de nuestros países. Y particularmente en favor de una re-significación ponderable en nuestras relaciones bilaterales.

Precisamente en materia de vinculación entre el Paraguay y Colombia, Colombia y Paraguay, la Cancillería de su país encontró en usted, apreciada Embajadora, la inteligente y activa figura que contribuyó para que en estos últimos años imprimiéramos un sello de mayor acercamiento entre nuestros respectivos gobiernos. ¡Cómo no resaltar la primera visita oficial de un jefe de Estado de Colombia al Paraguay, como fue la que hizo el PresidenteJuan ManuelSantos a Asunción, oportunidad en la que con franca coincidencia con el Presidente don Horacio Cartes pudimos fortalecer los lazos históricos que unen a nuestras naciones!

Hablo de historia, pues hay huellas memorables del pasado que nos incitan a mirar con gestos de emoción y reconocimiento los vínculos entre nuestros dos pueblos. En efecto, no puedo sustraerme a la memoria del presente el apoyo y la solidaridad de Colombia al Paraguay en la circunstancia más aciaga de su historia, tras la cruenta Guerra Grande que diezmó a nuestra población. En ese momento tan crucial para nuestra supervivencia, el Congreso y el Gobierno de Colombia salieron en defensa de la soberanía territorial del Paraguay, y también en vehemente reclamo al respeto del derecho de autodeterminación de nuestra amenazada República. Esa voz solidaria de Colombia conmovió al mundo entero y nos ayudó a emerger de las tinieblas para reconstruir la patria ensombrecida, pero destinada con voluntad indómita a la eternidad.

Querida Embajadora

Con el retrovisor de la historia, pero asimismo con la visión de un horizonte racional, el Gobierno del Paraguay tenía, y sigue teniendo, la legítima vocación de apoyar al Gobierno del Presidente Santos en su lúcida y tenaz lucha por conquistar y asegurar la paz en Colombia. Testimonio de ello ha sido el acompañamiento del Presidente Cartes al Presidente Santos en la histórica firma de los Acuerdos de Paz entre el Gobierno colombiano y las FARC, en Cartagena de Indias, y el despliegue de observadores militares paraguayos en la Misión Especial de monitoreo y verificación del acuerdo sobre el cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y la dejación de las armas, de las Naciones Unidas.

Esa anhelada paz es, y será, el sólido cimiento de la grandeza y la sostenida prosperidad de toda Colombia. Es el más fraterno deseo delParaguay.

Dije al comienzo que usted, Embajadora Adela Maestre Cuello, se ha destacado por su formidable gestión en promover y fortalecer las actuales relaciones entre nuestros dos países. Así lo hizo en diversas áreas, contribuyendo a ampliar la cooperación y el intercambio entre nuestros dos países, de igual manera en los ámbitos de integración y complementación, que han mejorado ostensiblemente el acercamiento de ambos pueblos, a pesar de la distancia geográfica que existe entre nuestras naciones.

En testimonio de agradecimiento por su encomiable labor, el Gobierno del Paraguay, presidido por el señor Horacio Cartes, me ha encomendado imponerle la Condecoración de la Orden Nacional del Mérito en el grado de Gran Cruz. Al cumplir complacido con esta justa distinción, solo me resta decirle que tengo la más plena certeza de que su cariño por el Paraguay seguirá vivo y lleno de nostalgia, y cualquiera sea el lugar que ocupe en el futuro siempre hará algo por los vínculos que unen a Colombia y Paraguay. Que la dicha y elbienestar le abrace con su hermosa familia, así como el tierno recuerdo del Paraguay, que volverá a recibirla mil veces con inmenso afecto.

Muchas gracias.



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